Con lo que existe se podría cumplir con el propósito de mejorar las condiciones de los reclusos
No es un reto imposible que requeriría un cambio legislativo o la inversión de grandes recursos económicos para el país. Con lo que existe se podría cumplir con ese propósito.
El argumento fue compartido por Alejandro Marambio Avaría, experto en política Criminal del Comité Internacional de la Cruz Roja de Argentina, y Diego Quintero, coordinador de Seguridad Ciudadana de la UNODC, quienes participaron en el conversatorio.
Al comparar la realidad de la situación carcelaria del país con las normas internacionales que propenden por un tratamiento digno de las personas privadas de la libertad, los panelistas coincidieron en que si bien falta mucho por hacer, sí hay un camino recorrido.
El representante del CICR Alejandro Marambio dijo que se requiere trabajar en temas como la infraestructura de los centros carcelarios y la atención de la salud de los internos, pues son aspectos que pueden cambiar la vida diaria de las personas privadas de la libertad. “Una cárcel digna es una que mejora la seguridad ciudadana, y lo que tenemos que transformar es que las prisiones dejen de ser universidades del delito”, sostuvo.
Las normas mínimas en el tratamiento de los reclusos están contenidas en un documento de la ONU llamado ‘Reglas Nelson Mandela’, y buscan principalmente que las condiciones de las personas privadas de la libertad sean las más dignas posibles. En ese sentido, el coordinador de Seguridad Ciudadana de la UNODC, Diego Quintero, recalcó durante el panel que desde el organismo se insiste en que se debe hablar “de seres humanos privados de la libertad”.